En cualquier instalación eléctrica, por el conductor de protección circula cierta corriente a tierra. Esta corriente se denomina normalmente corriente de fuga. Estas fugas de corriente se producen normalmente a través del aislamiento que rodea a los conductores y por los filtros que protegen los equipos electrónicos tanto en oficinas como en el propio hogar. ¿Cuál es el problema? En circuitos protegidos por interruptores de corriente por fallo de conexión a tierra (GFCI, por sus siglas en inglés), la corriente de fuga puede causar disparos innecesarios e intermitentes. En casos extremos, puede provocar una tensión elevada en los elementos y partes conductoras accesibles.
El aislamiento, a nivel eléctrico, presenta ciertas características de resistencia y capacidad, y en consecuencia pueden circular corrientes a su través por ambos motivos. Dado que el valor de resistividad del aislamiento es elevado, la fuga de corriente debería ser mínima. Sin embargo, si el aislamiento ha envejecido o está dañado, su resistencia es menor y puede fluir una corriente significativa. Además, los conductores más largos tienen una mayor capacitancia, lo que provoca más corriente de fuga. Es por esto que los fabricantes de disyuntores GFCI recomiendan que la longitud de los alimentadores unidireccionales sea de un máximo de 250 pies (76,2 m).
Los equipos electrónicos, por su parte, incorporan filtros diseñados para proteger contra sobretensiones y otras perturbaciones eléctricas. Estos filtros normalmente incorporan condensadores en la entrada, los cuales añaden más capacidad a la propia del sistema de distribución, favoreciendo de esta forma el incremento de las corrientes de fuga.
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